Preguntarse no garantiza adquirir nuevo conocimiento. ¿Por qué? Debido a que hay preguntas corrosivas, intimidantes y, a veces, hasta sádicas, por lo que es conveniente detenerse a reflexionar: ¿qué sería poder preguntarse bien? La pregunta látigo por excelencia es ¿por qué? Es una pregunta que carga con un lamento, no es necesariamente curiosa. (11/11/23)
