¡Que vivan nuestros muertos!

Durante mis años de escolaridad básica pusimos altar de muertos. A veces me tocaba el pan de muerto, otras, flores de cempasúchil o papel picado. Cuando tocaba llevar copal era mucho más difícil, ya que no se encontraba fácilmente en los mercados cercanos a la casa. Casi siempre terminaba llevando madera de ocote, que olía a resina cuando lo quemabas. (30/10/23)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *